En WannaBoats.com desaprobamos totalmente algunas acciones que van en contra de los derechos de los animales a vivir en libertad y a ser respetados en su habitat. Tenemos que concienciarnos de que los animales son seres salvajes, libres y felices en su entorno. También hemos de luchar por cuidar el Medio Ambiente y procurar que cada vez haya menos contaminación y plásticos en el mar. Trabajemos por un mundo mejor, para ellos y para nosotros.
Algunos datos interesantes sobre los delfines:
Los delfines son los animales más inteligentes. Hasta que el género humano no les tomó la delantera, los delfines eran probablemente las criaturas con mayor volumen cerebral, y tal vez con mayor inteligencia, del planeta. Además de ser lindos, sociables y juguetones, pueden resolver problemas. Los delfines son extraordinariamente locuaces. No solo emiten silbidos y chasquidos, sino también series de sonidos fuertes de banda ancha: ráfagas de sonidos pulsátiles para instruir a sus crías y ahuyentar a los tiburones. Aunque la vocalización de los delfines es o uno de los grandes misterios por resolver de la ciencia o una de sus mayores quimeras, se cree que tienen un lenguaje propio para comunicarse entre ellos.
Los cetáceos viven en grupos muy numerosos, de decenas e incluso centenares de individuos con fuertes lazos que los convierten en agrupaciones muy cohesionadas y estables en el tiempo.
Cuando viven en cautividad, son separados de sus grupos naturales y obligados a convivir entre sí animales de orígenes distintos, lo que dificulta enormemente sus relaciones, el establecimiento de jerarquías naturales, guerras de dominio e incluso conductas agresivas entre ellos.
Para evitar estos problemas de conducta y los ataques entre animales, es habitual que se les administren tranquilizantes y antidepresivos.
Los delfines se reconocen a si mismos y a sus familiares y miembros de su grupo. Así que son conscientes en todo momento de la separación de sus seres queridos y de momentos traumáticos vividos, como la muerte de un ser querido.
Los delfines tienen la capacidad de respirar voluntariamente, es decir, pueden dejar de respirar cuando lo deseen cerrando un orificio llamado espiráculo y así pueden decidir dejar de vivir por decisión propia.
Razones por las que no ir a un delfinario:
Es relativamente fácil dejarse fascinar por la observación de estos increíbles animales y los espectáculos en los que podemos verlos en acción e interacción aparentemente cómplice con seres humanos. Son criaturas majestuosas y en este tipo de instalaciones se aseguran de generar toda una emocionante experiencia para el público.
Pero aunque los delfines siempre parecen sonrientes, no significa que sean felices, por eso a continuación encontrarás algunas razones por las que no acudir a parques con animales privados de su libertad:
1. Son arrancados violentamente de su hábitat
Los cetáceos en cautividad tienen una alta mortalidad, por lo que el número de ejemplares mantenidos en estas condiciones resulta insuficiente para mantener una industria creciente. Por ello se siguen llevando a cabo capturas de cetáceos salvajes, principalmente en Cuba, Japón y Rusia.
Las capturas son invasivas, estresantes y letales también en muchos casos. Los animales son perseguidos y acosados para asustarlos hasta que son dirigidos a un punto determinado que facilite la tarea. Muchos animales mueren de fallos cardíacos por el estrés y el shock al que son sometidos.
Es frecuente que algunos animales mueran tras los primeros días en cautiverio debido a la depresión y debilidad que les genera ser separados de sus grupos.
2. Viven en una minúscula piscina
Los tanques donde pasan su vida estos animales son de reducidas dimensiones, con aguas poco profundas y tratadas químicamente, lo que les genera muchos problemas en la piel y los ojos.
Debido a que en estas jaulas acuáticas no tienen nada que descubrir, los cetáceos en cautividad dejan de utilizar su sónar natural y si lo usan, éste rebota en las paredes y termina afectando gravemente sus umbrales de percepción, lo cual provoca que a la larga sufran choques contra las paredes en los que resultan heridos y en algunos casos, incluso muertos.
3. No tienen sombra para protegerse del sol
Otro elemento a tener en cuenta es que en estas instalaciones los animales no pueden protegerse del sol, lo cual les produce problemas en su sensible piel y esta sobreexposición daña sus ojos provocándoles incluso cataratas.
Cuando viven en libertad, los cetáceos pasan la mayor parte de su tiempo a grandes profundidades donde no se ven afectados por los rayos ultravioleta, pero en cautividad encontramos animales con quemaduras por la falta de protección frente a la radiación solar.
4. La violencia de los entrenamientos y espectáculos
Los cetáceos en cautividad son obligados a realizar numerosas conductas completamente antinaturales para ellos que llegan a ser incluso peligrosas para su integridad física.
Los cetáceos son forzados a trabajar jornadas extenuantes, llegando a actuar hasta en 7 espectáculos diarios, lo cual se incrementa en verano con los espectáculos nocturnos.
Además, todavía son entrenados en muchos centros mediante la privación de comida y aunque no es generalizado, sí se han advertido casos de violencia física contra estos animales, encontrándose entrenadores que saltan, golpean o arrojan objetos a los animales.
5. Su mortalidad es 3 veces superior
Los estudios realizados evidencian que la esperanza de vida de los delfines es menor en cautividad. En la naturaleza alcanzan los 50-60 años, mientras que en cautiverio no sobrepasan los 20 y en el caso de las orcas la mortalidad es 3 veces superior que en la naturaleza.
La depresión, el estrés, la artificialidad del entorno, la inmunosupresión que padecen debido a estos factores y que les expone a numerosas enfermedades hacen que para ellos sea más peligroso vivir en una piscina que en estado salvaje.
Cada vez que compramos una entrada para acudir a zoológicos, delfinarios y espectáculos con animales, estamos contribuyendo a esta cruel industria, que continua secuestrando y maltratando a nuestros compañeros de planeta.
Por favor, antes de acudir este verano a un parque marino, recuerda que somos su mayor amenaza y su única esperanza.
Si aún después de leer este artículo tienes ganas de acudir a un espectáculo con animales en cautividad, te instamos a que mires este documental y después lo decidas: